Pablo, con la ayuda de Dios cumplió su promesa de volver a Efeso. Visitó Jerusalén, partiendo de nuevo a Antioquía, donde permaneció algún tiempo en sus labores misioneras. Luego “ viajó” rumbo a las provincias de Galacia y Phrygia, visitando las iglesias que él había fundado y fortalecido en el Señor.
Asia Menor, en aquel tiempo se conocía como la provincia romana de Asia. Efeso, la capital, era un gran centro de negociosos de toda índole. En su puerto se encontraban toda clase de barcos, y gentes provenientes de todos los países, que se les veía por toda la ciudad. Durante tres meses se reunió en la sinagoga de Efeso discutiendo y persuadiendo a los judíos a cerca del reino de Dios.
Al principio las pláticas fueron muy bien recibidas, pero conforme él les hacía ver la realidad, y lo equivocados que muchos de ellos se encontraban; enfuresidos rehusaron creer, maldiciendo el camino delante de la multitud. Como persistían en rechazar el Evangelio, Pablo decidió retirarse de la sinagoga. “ Separó a los dicípulos de ellos, y los reunió en la escuela de Tiranno; un maestro de gran distinción.”
Pablo visualizaba una gran oportunidad para la obra misionera en aquel lugar.“ Efeso era una ciudad bastante corrupta, superticiosa, y los placeres dominaban a toda la población. Además era el centro donde se le rendía culto a la diosa Diana, que se extendía por todo el mundo. El ídolo que veneraban los efesios según la tradición, había caído del cielo (estaba lleno de escritos y símbolos, que se creía que tenían gran poder).