Listra y Derbe eran ciudades muy “ paganas y superticiosas,” los siervos del Señor se iban a enfrentar a gentes con diversas creencias y costumbres. Sin embargo, Pablo y Bernabé llenos del Espíritu Santo iniciaron su “trabajo misionero” en aquellas ciudades y regiones vecinas. Desde un
principio comenzaron a reunir a aquellas gentes con el fin de explicarles el Evangelio de Salvación. Pronto se dieron cuenta de la mentalidad que ellos tenían. Todo lo “relacionaban con los astros” y doctrinas superticiosas que abundaban en aquellas ciudades. Con gran esfuerzo impartían a estos
idólatras el “conocimiento del veradadero Dios, y de Jesucristo el Salvador de toda la humanidad.” Tuvieron que valerse de todas las maravillosas obras creadas por Dios, para atraer la atención cómo: “El majestuoso sol, la luna, las estrellas, la naturaleza, y todo aquello existente.” Por medio de estas obras del todopoderoso, iban explicando a aquellos paganos la existencia del gran Dios que gobierna todo el universo. Luego de haber presentado estas grandes verdades que conciernen a nuestro Creador, les hablaron del plan Divino de Salvación.“Cómo el Señor Jesús vino a este mundo para rescatarnos del pecado y darnos la vida eterna. Su ministerio, y el rechazo de aquellos a quienes vino a salvar, su juicio y crucifixión, su resurrección y ascensión al cielo.” De esta manera Pablo y Bernabé presentaban el Santo Evangelio de Dios.
En cierta ocación estaba Pablo hablándoles de cómo el Señor Jesús se compadecía de los enfermos y oprimidos, en ese momento vio a un “hombre lisiado, que jamás había podido andar,” él fijando sus ojos en el apóstol y creyendo sus palabras lo conmovió, Pablo,“ lleno del Espíritu Santo” dijo a gran voz: “ En el Nombre del Señor Jesús, Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo.” Entonces la gente, visto lo que “Pablo” había hecho, alzó la voz, “diciendo” en lengua licaónica: dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros.Y a Bernabé lo llamaban “Júpiter” (padre de los dioses), y a Pablo “Mercurio” ( porque éste era el que llevaba la palabra).
El sacerdote del templo de Júpiter “persuadido” por algunas gentes del lugar, quiso honrar a los misioneros del Señor, y él, “trayendo toros y guirnaldas delante de las puertas, quería con el pueblo sacrificar.” Cuando Pablo y Bernabé se enteraron rasgaron sus vestidos en (señal de desacuerdo), y se lanzaron entre la multitud, dando voces y diciendo: “ Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo, la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay, en las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar en sus caminos; si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando y sustentando de alegría nuestros corazones.” Y diciendo esta cosas, difícilmente lograron impedir que la multitud, les ofreciera sacrificio.
Con engaños y mentiras “llegaron un grupo de judíos” procedentes de Antioquía y Iconio, que alborotaron a la multitud que antes habían querido alabarlos, insinuándoles que los apóstoles eran peores que criminales y que merecian la muerte, “ y, habiendo apedreado a Pablo, lo arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. Pero rodeándole los discípulos, se levantó y entró en la ciudad; y al día siguiente salió con Bernabé rumbo a Derbe.” Y después de anunciar el Evangelio en aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, y a Icono. Luego, en Antioquía, confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: “ Es necesario que a travéz de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.”