Viaje de Pablo a Jerusalén (Hechos. 21:1-16)

Luego, después de separarce de ellos, tomaron rumbo a: “ Cos, y al día siguiente a Rodas, y de allí a Pátara (situada en la costa sudoeste de Asia Menor), donde, hallando un barco que iba rumbo a fenicia, lo abordaron.” Al avistar Chipre, dejándola a mano izquierda, navegaron a Siria, y arribaron a Tiro, porque el barco había de descargar allí. “Y hallando a algunos discípulos permaneció con ellos siete días; y le decían a Pablo por el Espíritu Santo que no subiese a Jerusalén.” A pesar de la “advertencias” Pablo no desistió de continuar su viaje rumbo a Jerusalén. Cuando finalizó su estadía en Tiro y acompañado de todos los hermanos, esposas e hijos, fueron con él; y poco antes de zarpar se arrodillaron en la playa y oraron, y luego se despidieron. Luego, continuando el viaje arribaron en Tolemaida, y habiendo saludado a los hermanos y quedandose con ellos un día; salieron hacia Cesarea. Luego entraron en la casa de Felipe el evangelista (uno de los siete diáconos), y estuvieron con él algunos pocos días. Mientras permanecieron allí, descendió de Judea un profeta, llamado Agabo; quien viniendo a vernos (decía Lucas), tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles.“Al escuchar esta advertencia (continuo Lucas) le rogamos nosotros y los hermanos presentes, que no subiese a Jerusalén. Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándose el corazón? Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, mas aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús.”  Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: “ Hágase la voluntad del Señor.”  Después de esos días, hechos ya los preparativos, subimos a Jerusalén. “ Y vinieron algunos de los discípulos, trayendo consigo a uno llamado Mnasón, de Chipre, discípulo antiguo, con quien nos hospedaríamos.”