Discurso de Pedro en el Pórtico de Salomón (Hechos. 3:11-26)

 Poco después de lo sucedido, todo el pueblo concurrió a ellos al pórtico que se llama Salomón (como lo hacían cuando el Señor andaba sanando toda enfermedad ).  Se asombraban de que  los discípulos pudieran hacer milagros similares a aquellos que había hecho el Señor Jesús. Sin embargo, junto a ellos se encontraba aquel hombre sanado por el poder del Hijo de Dios y la fe ejercida por los apóstoles. 
   Cuando los apóstoles vieron a aquellas gentes tan asombradas, Pedro respondió: ¿Porque os maravilláis de esto?  ¿ o porqué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste?  Les aseguró que la sanidad del joven enfermo fue obra del Señor Jesús de Nazaret, a quien Dios había resucitado de entre los muertos. Pedro afirmó: “Y nuestra fe en su nombre (en el nombre de Jesús de Nazaret), a éste que vosotros veis y conocéis, ha sanado en presencia de todos vosotros.”
   Pedro les recordó: El Dios de Abraham,de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerlo en libertad. Más vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida (Barrabás) , y asesinasteis al autor de la vida (El Hijo de Dios), a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos.“ Más ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes. Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer.” Así hermanos míos, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados;  y les aseguró que no había esperanza de salvación  sino solamente por la misericordia de Jesús de Nazaret, a quien ellos habían crucificado. Porque Moisés dijo a los padres: “ El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las cosas que os hable; y toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada del pueblo. Y todos los profetas desde Samuel en adelante, cuantos han hablado, también han anunciado estos días. Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a  Abraham: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra. A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a  su Hijo, le envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad.”  Y los apóstoles continuaron predicando el Evangelio de Salvación, y testificando la “resurrección”  de  Cristo, y muchos nuevos creyentes se unían cada día.