Después de los acontecimientos acadecidos en Tesalónica, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos cuando llegaron, entraron en la sinagoga de los judíos. Lucas que acompañó a Pablo en la mayoría de sus viajes dijo lo siguiente: “Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran ciertas. Y así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción.”
Cuando los judíos de Tesalónica se enteraron que también en Berea era “anuncida” la palabra de Dios por Pablo, fueron allá, y comenzaron a alborotar a las multitudes. “ Luego los hermanos y algunos nuevos creyentes tratando de proteger a Pablo lo enviaron a Atenas. Pero él envió una orden de que ellos viniesen (Silas, Lucas y Timoteo) lo más pronto que pudiesen.”
La ciudad de Atenas estaba plagada de gente idólatra y pagana, allí se le rendía culto a todo aquello que a esas gentes les parecía que eran dioses. “ Los santuarios y estatuas se levantaban por todas partes de la ciudad. Pablo observaba aquellos monumentos con diferentes inscripciones, y sentía compación por la ignorancia y el desconocimiento del verdadero Dios. Al ver el esplendor de la ciudad de Atenas, comprendió el reto al cuál debía de enfrentase.” Mientras esperaba a sus compañeros Silas y Timoteo “ se reunía en la sinagoga con judíos y religiosos; y en la plaza cada día con los que concurrían.” Habían algunos de los filósofos de los epícureos y de los estoicos que discutían con él; y algunos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? “ Y otros decían: parece que es un predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el Evangelio de Jesús, y de la resurrección.”