Luego fue conducido al Areópago (era un lugar sagrado) donde acudían en casos muy especiales para debatir todo lo relacionado con la religión. En este lugar se habían reunido varios hombres importantes de Atenas. Quienes dirigiéndose a Pablo le preguntaron: “ ¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas? ¿Pues traes a nuestros oídos cosas extrañas? ¿Queremos saber, que quieres decir con esto (Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oir algo nuevo)? Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: “Al Dios no conocido.” Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio.
El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay,“ siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los limites de su habitación; para que busquen al verdadero Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque cirtamente no está lejos de cada uno de nosotros.” Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: “Porque linaje suyo somos. Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres.” Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; “ y por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón (Cristo) a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.” Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez. Sin embargo, algunos creyeron, juntandose con él; y entre los cuales estaba “Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris, y otros más con ellos.”