A principios de la era cristiana Corinto fue una de las ciudades más concurridas del mundo griego. “ Viajeros de todas las razas visitaban esta ciudad, para hacer grandes negocios; y también para disfrutar de los placeres que allí abundaban. Muchos judíos se habían establecido y entre ellos se encontraban, Aquila y Priscila que fueron grandes pilares en los inicios de la obra misionera.” Pablo hizo gran amistad con ellos, devido a que tenían el mismo oficio (hacían tiendas), y en los días de reposo predicaba en la sinagoga, y persuadían a judíos y griegos.
Cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la Palabra, testificando a los judíos que “Jesús” era el Mesías Prometido. Pero algunos de éstos fanáticos religiosos eran residentes de Corinto. Por lo tanto, se congregaban en la misma sinagoga donde Pablo predicaba y afirmaba, todo aquello que era concierniente a Cristo. Pero oponiéndose y blasfemando éstos, les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza; yo, limpio; desde ahora me iré a los gentiles. Y saliendo de allí, se fue a la casa de uno llamado Justo, temeroso de Dios, la cual estaba junto a la sinagoga. Y Crispo, principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados.
Algo grandioso le sucedió al apóstol Pablo, mientras descansaba después de aquel agitado día. El estaba planeando iniciar su obra misionera en otro lugar con sus compañeros recién llegados, pero esa noche en visión, El Señor le dijo: “No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre tí la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad. Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la Palabra de Dios.”
Pablo, Silas, y Timoteo guiados por el Espíritu Santo, realizaron un trabajo misionero sobresaliente con gran éxito. “Se lanzaron a predicar la Palabra de Dios por todos los lugares, y muchos oyentes creían y eran bautizados.” Pero como siempre aquellos revoltosos e incrédulos llenos de malos espíritus, querían detener la obra que el Señor le había encomendado a los apóstoles; llenos de odio y rencor llevando a Pablo, lo acusaron ante “Galión procónsul” de Acaya. Esperaban como en otras ocaciones que las autoridades se pusieran de parte de ellos. Como siempre con falsedades y mentiras trataron de presionar al procónsul. Pero éste no se dejó llevar por lo que ellos decían, y les contestó: Si fuera algún agravio o algún crimen enorme, oh judíos, conforme a derecho yo os tolerara: mas si son cuestiones de palabras, y de nombres, y de vuestra ley, vedlo vosotros; porque yo no quiero ser juez de estas cosas. Y los echó del tribunal.
Entonces todos los griegos “apoderándose de Sóstenes” principal de la sinagoga, le golpeaban delante del tribunal; pero a Galión nada se le daba de ello.
Pablo, habiéndose detenido aun muchos días, después se despidió de los hermanos y navegó a Siria, y con él Priscila y Aquila. Y llegando a Efeso ellos se quedaron, y Pablo Zarpó de nuevo.