Defensa de Pablo

   Después tocó el turno a Pablo. El gobernador haciéndo señal con la mano le indicó que respondiera, y Pablo habló: Tu eres el juez por lo tanto te diré lo sucedido: Hace pocos días subí adorar a Jerusalén;  y no me hallaron disputando con ninguno, ni amotinando a la multitud;  ni en el templo, ni en las “sinagogas” de la ciudad; ni te pueden probar las cosas de que ahora me acusan. Pero  esto te confieso, que según el camino que ellos llaman herejía, “ así sirvo al Dios de mis padres,” creyendo todas las cosas que en la “ley y en los profetas”  están escritas;  teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber “resurrección de los muertos,” así de justos como de injustos.Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres. “Pablo explicó todo lo sucedido con los judíos provenientes de Asia, y el escándalo hecho por ellos. Asimismo lo acontecido después, y cómo intervino el tribuno Lisias para protegerlo de aquella enardecida turba.”  Felix, oídas estas cosas, estando bien  informado de camino celestial, les aplazó, diciendo: “cuando descendiere el tribuno Lisias, acabaré de conocer vuestro asunto.Y mandó al centurión que se custudiase a Pablo, pero que se le concediese alguna libertad, y que no impidiese a ninguno de los suyos servirle o visitarlo.” 
   Durante dos años no se siguió juicio alguno contra Pablo, pero aún así estaba preso. Félix lo visitó varias veces y escuchaba sus palabras atentamente. Pero el verdadero motivo era tratar de lograr alguna cantidad considerable de dinero, por la libertad del apóstol. “ Pablo estaba acusado injustamente, y sus principios cristianos estaban bien cimentados en el Señor, además; el era demasiado pobre para pagar una fuerte suma de dinero. Félix tuvo la gran opotunidad de aceptar la Palabra de Salvacíon, pero como muchos la despreció.”