Defensa de Pablo ante Félix (Hechos. 24:1-27)

   El Señor Jesús como el ungído de Dios manifestó:  Que su misión  era consolar, bendecir, y salvar a los afligidos y pecadores. Al ver el orgullo y lo incrédulos que eran aquellos del pueblo escogido de Dios, les recordó como en el pasado Dios se había alejado de ellos. Por lo tanto, su Santa Palabra se  esparciría por todos los habitantes de la tierra,  incluyendo aquellas  naciones paganas dispuestas a aceptar las bendidiones de Dios. “ Las palabras de reproche del Señor se aplicaron” también en el caso del apóstol Pablo, no solamente a los “judíos incrédulos,” sino también a sus  propios hermanos en la fe. Si los dirigentes de la iglesia de Jerusalén hubiesen abandonado plenamente sus sentimientos de amargura contra el apóstol, y le hubieran aceptado como a uno especialmente llamado por Dios para dar el Evangelio a los gentiles, el Señor habría permitido que Pablo hubiera estado por más tiempo. Pero no fue así, ya que “habían muchos que se oponían” creando conflitos dentro de la misma iglesia. Cinco días después, descendió el “sumo sarcerdote Ananías”  
con algunos de los ancianos y un cierto orador llamado Tértulo, y comparecieron ante el gobernador para acusar a Pablo, y de esta manera condenarlo y enjuiciarlo como ellos querían.  
   La voz del concilio era llevada ahora por “ Tértulo, un abogado de oficio,”  y al vez un “astuto”  orador que con elogios; trataba de sacar ganancia para ganar el caso. Este comenzó diciendo: Como devido a tí gozamos de gran paz, y muchas cosas son bien gobernadas en el pueblo por tu prudenciacia, “oh excelentísimo Félix, lo recibimos en todo tiempo y en todo lugar con toda gratitud.”  Pero  por no molestarte más largamente, te ruego que nos oigas brevemente  conforme a tu equidad. Los que escuchaban a Tértulo sabían que era un mentiroso y aun el mismo Félix . Pero éste lo dejó seguir con su labia y mentiras, para poder resolver el caso del acusado.“Con armas bajas muchas veces empleadas por los cobardes, atacó no solo a Pablo, sino también a la obra del Señor. Sus compañeros del sanedrín sedientos de venganza, comfirmaban lo que éste iracundo decía.”