Jacob envía a José a Siquem

Israel había comprado terrenos en Siquem, bastante lejos de su hogar (en el valle de Hebrón),  sus hijos acostumbrados a moverse de un sitio a otro se fueron buscando mejores pastos; para alimentar a su ganado y rebaños. Como habían pasado varias semanas sin tener noticias de ellos, Israel llamó a José y le dijo: “Vé ahora, mira cómo están tus hermanos y cómo están las ovejas y el ganado, y tráeme la respuesta lo mas pronto que puedas.” José emprendió su largo viaje rumbo a Siquem sin lograr tener contacto con sus hermanos, entonces preguntando por ellos un nativo del lugar le informó, que se habían marchado hacia Dotán. Muy cansado continuó ahora rumbo a Dotán, tratando de lograr lo prometido a su anciano padre. Después de un largo y fatigado viaje llegó a Dotán, encontrando a sus hermanos. Cuando éstos lo vieron llegar en vez de alegrarse tramaron venganza, y con gesto burlón se dirigieron a el diciéndole: “He aquí viene el soñador.” Estos despiadados habían acordado matarlo y tirarlo en una cisterna, y diremos: alguna mala bestia lo devoró y veremos que será de sus sueños (dice el Señor: Porque tus pensamientos no son mis pensamientos, ni tus caminos mis caminos: Isaías. 55:8). Nunca se debe olvidar que Dios  siempre está en control de todo. 
   Cuando Ruben oyó esto, lo libró de las garras ferosas de sus maléficos hermanos. Ellos estaban por convertirse en los asesinos de su propio hermano (lo mismo que hizo Caín con Abel por envidia), cuando el joven José llegó a ellos le quitaron aquella túnica de colores hecha por su padre, y lo echaron en una cisterna sin agua y sin alimento alguno, para que pereciera de hambre.