Un Joven Llamado José

José, undécimo hijo de Jacob y primogénito de Raquel (Gén. 30: 22-24). Nació Padán-aram (Mesopotania) y era de seis años de edad cuando su padre Jacob retornó a la tierra de Canaán. 
   Esta es la historia de la familia de Jacob: Atravesando desiertos y también el famoso río Jordán, llegaron a la “ciudad de Sichem, que se encuentra en tierra de Canaán.” Por largo tiempo habitaron en el valle de Siquem, y Jacob construyó un altar al cual llamó: “El el Dios de Israel.” Fue lo mismo que hizo su “abuelo Abraham” cuando estuvo en ese mismo lugar temporalmente. Jacob haciendo lo mismo que el “Patriarca” reunía a su familia muy temprano en la mañana, y luego al anochecer para rendir alabanza yoración a Jehová-Dios. En ese mismo lugar Jacob hizo un pozo para proveer agua para su familia, pero lo que nunca se imaginó que siglos más tarde un descendiente suyo (Jesucristo) fatigado del largo camino, se sentó allí para descanzar (Juan.4:4-6). 
   Habían pasado varios años, por lo tanto, José era un  muchacho de diecisiete años. Jacob tenía ganado y muchos rebaños de ovejas, y sus hijos estaban encargados del cuidado y mantenimiento de estos animales. José a pesar de su juventud era muy recto y entregado a los principios que Jehová-Dios demandaba de ellos, no así sus hermanos; por tanto, él informaba a su padre de las cosas incorrectas que ellos hacían. Esto nos les gusto a ellos y comenzaron a odiar a José. 
   José era el predilecto de Israel (recordemos que Dios le cambió el nombre a Jacob por Israel) y le hizo una túnica de diversos colores, y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos ellos, lo aborrecían, y nunca le hablaban amablemente. Una noche mientras domía el joven José tuvo un sueño muy especial, y al siguiente día lo comentó con sus hermanos; y ellos llegaron a aborrecerlo aun mas todavía. El sueño era el siguiente: “He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban al mío.” Luego, volvió a tener otro sueño y conto de nuevo a sus hermanos lo que había soñado, y les dijo: “He aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí”, entonces muy enojados sus hermanos le respondieron: ¿Reinarás tú sobre nosotros, o señorearás sobre nosotros? Enfurecidos con él por sus palabras, lo odiaban aun mas.
   Cuando José contó los sueños a su padre, sus hermanos también estan presentes. Su padre al escuchar el relato de aquellos sueños le reprendió, y le dijo: ¿Que sueños son estos que has tenido? ¿Acaso vendremos yo y tu madre y tus hermanos a postrarnos en tierra ante ti? Entonces sus enfurecidos hermanos se alejaron de la habitación de su padre, pero Israel se quedó meditando sobre aquellos extraños sueños; y entendió que el Señor tenía un maravilloso plan con José.