José gobernador de Egipto

El Faraón y todos sus consejeros quedaron impresionados de la sabiduría que Jehová-Dios,  había dotado a éste joven hebreo. “Y dijo Faraón a todos sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el Espíritu de Dios? Entonces Faraón, dirigiéndose a José le dijo: Jehová tu Dios te ha hecho saber todo lo que pronto va a suceder, no hay entendido ni sabio como tú. Tú estarás sobre mi casa y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú. Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto (Dios recompensa a todo aquel siervo fiel).” 
   Los beneficios adquiridos por la elección de José como gobernador de Egipto, sin duda alguna fueron de gran bendición para un pueblo pagano. Por medio de su siervo; Dios manifestó su misericordia por aquellos que todavía ignoraban su poder y su gloria. Reconocieron que un Dios muy superior a todos sus dioses paganos, moraba en el joven hebreo José.   
   José era de treinta años de edad cuando asumió el cargo de gobernador de Egipto. Faraón dio su anillo en señal de poder y lo vistió con ropas finas, y puso un collar de oro en su cuello; y lo hizo subir en su segundo carro, y proclamó: ¡Doblad la rodilla!; y lo puso sobre toda la tierra de Egipto.“ Y llamó Faraón a José, con el nombre de “Zafnat-panea; y le dio por mujer a Asenat, hija de Potifera sacerdote de On.” 
   Luego de su nombramiento José inició un plan de trabajo bien elaborado. Comenzó a recorrer todo el país y a organizar todo lo relacionado con la agricultura, y también acondicionar lugares con sistemas para almacenar toda clase de productos, que durante esos siete años de prosperidad se iban a cosechar. No hay duda alguna que Jehová-Dios estaba con él, la sabiduría adquirída era palpable, devido a que todo lo que emprendía lo lograba. Este joven hebreo en vez de estar enaltecido demostraba todo lo contrario (humildad), en la forma como trataba a sus siervos, y también a aquellas gentes que acudían a él; pidiéndole su ayuda. “Dios le había anunciado a través del sueño de Faraón, todo aquello que muy pronto iba a suceder. José se esforzaba al máximo para cumplir a Faraón, a los egipcios, y a todas las naciones cercanas que dependían de ellos.” 
   Los siete años de gran abundancia se hicieron presentes: “La tierra produjo cantidades incalculables de productos de toda clases y de buena calidad. Los sitios de almacenamiento que habían en cada ciudad, guardaban los alimentos que  iban a ser distribuidos ordenadamente y, a su devido tiempo.”     
   Faraón, aunque tenía sus creencias paganas, reconocía al Dios del cielo que le había revelado de antemano todo lo  que estaba sucediendo; enviándole también a aquel joven hebreo lleno de poder,  del Espíritu de Dios. Muy complacido estaba con José por la gran responsabilidad demostrada, y la humildad con la que ejercía su buen trabajo (un joven digno de imitar).    
   A finales de éstos primeros años de properidad le nacieron a José sus dos hijos, los cuales le dio a luz Asenat (su esposa), hija de Potifera sacerdote de On.“ Y llamó a su primogénito, Manasés; porque dijo: Dios me hizo olvidar mi trabajo, y toda la casa de mi padre. Y a su segundo hijo llamó Efraín; porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra de aflicción.” 
   Poco tiempo después comenzó la cricis también anunciada por nuestro Creador. En muchos países había escacés de alimentos y la tierra no producía por la sequía imperante; las gentes comenzaban a sentir los efectos, y a padecer hambre. No obstante, en toda la tierra de Egipto había pan para todos. Pasado un tiempo después la sequía afectó también a Egipto, ocacionando problemas por falta de alimentos. Cuando el pueblo clamó a Faraón, éste dijo a todos los egipcios: “Id a José, y haced lo que él os dijere. El hambre se estaba extendiendo por todo el país. 
   En todas “las ciudades y regiones habían graneros y bodegas” que José hizo construir, para así almacenar los diferentes alimentos; que en tiempos prósperos pudieron cosechar. Cuando la necesidad se hizo presente, “José ordenó abrir todos éstos puestos de abastecimiento; y vendía el producto no solo a los egipcios, sino también a personas que venían de países y lugares lejanos.”