Luego, el rey Agripa dijo a Pablo: “Se te permite hablar por tí mismo.” Pablo entonces, extendiendo su mano, comenzó así su defensa: Me tengo por dichoso, oh rey Agripa, de que haya de defenderme hoy delante de tí de todas las cosas de que soy acusado por los judíos. Mayormente porque tú conoces todas las “costumbres y cuestiones” que hay entre los judíos; por lo cual te ruego que me tengas paciencia. El apóstol inició contando su vida desde su juventud, y fue narrando todas las etapas concernientes a él, “ hasta convertirse en un perseguidor acérrimo de la secta cristiana.” Luego contó con toda claridad cómo el Señor Jesús se le apareció camino a Damasco, justo cuando él y una compañía de gentes a su servico, iban a esa ciudad para traer presos a aquellos creyentes del Mesías prometido. Continuó diciendo y describiendo la “visión celestial” que al principio lo llenó de terror, pero que después de oír la “voz del Señor” fue algo grandioso que él nunca antes había experimentado, porque su misión era destruir a todos los seguidores de la secta; creyendo que él estaba haciendo lo correcto.
Con mucha claridad y seguridad explicó a el rey Agripa, todos los acontecimientos relacionados con la vida de Jesús y su ministerio terrenal. Con firmeza testificó que todas las profecías hablaban de la persona de Jesús de Nazaret como el Mesías prometido. Declaró que Jesús es el Hijo de Dios injustamente crucificado, y que Dios lo resusitó de los muertos, y por El todo aquel que lo acepta como su salvador personal; será salvo. Por lo cual, oh rey Agripa, no fui revelde a la “visión celestial” sino que “anuncié primeramente” a los que estan en Damasco y Jerusalén, y luego por regiones de Judea, a judíos y gentiles que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento. Por causa de esto los judíos, prendiéndome en el templo, intentaron matarme, pero habiendo obtenido auxilio de Dios; persevero hasta el día de hoy dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder: “Que Cristo había de padecer, y és el primero de la resurrección de los muertos; para anunciar la luz al pueblo de Dios y a los gentiles.”
Todos los que estaban “reunidos atentamente habían escuchado a Pablo explicar con claridad” y seguridad, cómo el Señor Jesús se manifestó, y más tarde lo escogió; para anunciar la palabra de salvación a los gentiles. Pero, inesperadamente Festo a gran voz dijo: ¡Pablo estas loco!, y Pablo respondió: ¡No estoy loco excelentísimo Festo, sino que hablo con palabras de verdad y de cordura! Pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda confianza, porque yo no pienso que ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en un rincón. ¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? ¡Yo sé que crees! Entonces Agripa dijo a Pablo: “Por poco me persuades a ser un nuevo cristiano.”
Sin duda alguna, el testimonio y las palabras pronunciadas por el apóstol impactaron en aquellos oyentes, todos tuvieron la oportunidad, pero “ rehusaron el ofrecimiento ” del apóstol cuando les dijo: “¡Quisiera Dios que por poco o mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas! ”
Cuando había dicho estas cosas, se levantó el rey, el gobernador, y Berenice, y los que se habían sentado con ellos; y cuando se retiraron aparte, hablaban entre sí, diciendo: “ Ninguna cosa digna de muerte ni de presión ha hecho este hombre.Y agripa dijo a Festo: Podía este hombre ser puesto en libertad, si no hubiera apelado a César.”