La Biblia siempre señala el pecado

En cambio, parece que Abraham no recibió tal dirección divina. Actuó sencillamente según su propio juicio. fijó la vista en las dificultades. Se asió al primer medio de liberación que se le presentó, como el que está a punto de perecer ahogado y se agarra de una tabla. De este modo, sin tomar el consejo de su protector celestial, Abraham descendió a Egipto.  
   ¡Qué error tan fatal, y cuántos lo cometen todavía! Aunque sean verdaderos hijos de Dios, en un momento de pánico adoptan para liberarse ellos mismos de unos métodos de los que podemos decir que son, cuando menos, dudosos. Hay mujeres cristianas que se precipitan a casarse con los enemigos de Dios, para que éstos las saquen de alguna dificultad económica. Hay negociantes cristianos que admiten socios contribuyentes en sus empresas, aunque sean impíos, por amor al capital que traen consigo. ¿Qué es esto, sino descender a Egipto en busca de ayuda? “Recuerde a Dios se le pide con respeto, pero nunca se le exije si tenemos alguna dificultad. ”      
   Hubiera sido mucho mejor que Abraham le entregara la responsabilidad a Dios y le dijera: “Tú me has traído hasta aquí, y ahora necesito que te encargues de proveer lo que necesitamos los míos y yo; aquí me quedo hasta que sepa claramente lo que quieres que haga.” Si usted se halla ahora en una posición de extrema dificultad, ponga a Dios entre usted y los desastres que lo amenanzan. Eche toda la responsabilidad sobre El. ¿No es el mismo quien lo ha llevado hasta esas dificultades, para tener la oportunidad de fortalecerlo en la fe, mediante una prueba ejemplar de su poder? Espere solamente en el Señor y confíe en El; su nombre es Jehová-jireh; El proveerá (Génesis. 22:8,14).  
   3. Los pecados van encadenados unos a otros. Cuando Abraham perdió la fe y descendió a Egipto, también perdió su valor, y persuadió a su esposa para que dijera que era su hermana. El había oído hablar de la corrupción de los egipcios y temió que tal vez le quitaran la vida para apoderarse de Sara, quien a pesar de la edad que había alcanzado,todavía debe haber sido muy hermosa. 
   Era cierto que Sara era medio hermana de Abraham, pero la intención de mentir, y ciertamente engañó a los egipcios pues ella fue llevada“a casa de Faraón”. Este fue un acto “cobarde” de parte de Abraham, quien no podía alegar nada en su defensa. También puso así en peligro la simiente prometida. Esto es lo que sucede: cuando perdemos “la fe y nos llenamos de pánico,” estamos dispuestos a sacrificar todo lo más precioso que poseemos, con tal de escapar del problema.

                           Dios es nuestro amparo y fortaleza (Salmo. 46:1)

   Es posible que el mundo nos trate bien (Gén 12:16), pero esa será una miserable compensación por nuestras pérdidas. En Egipto no hay altares, ni comunión con Dios, ni promesas nuevas; sólo un hogar desolado, y un terrible remordimiento de conciencia. Cuando el hijo pródigo sale de la casa paterna, aunque obtenga un momentáneo placer prohíbido, pierde todo lo que da algún valor a la vida y se rebaja al nivel de los cerdos. En tal caso, el único recurso que queda es desandar lo andado, para “hacer las primeras obras”. Abraham, salió de Egipto para ir “al lugar del altar que había hecho antes” (Génesis. 13:3,4). Este fracaso de Abraham en Egipto nos revela la naturaleza original del patriarca, que no fue heroica, y deja ver un profundo pesar, similar a lo que con tanta frecuencia reapareció mas tarde en algunos de sus descendientes.   
   Debemos estar agradecidos de que la Biblia no encubre los pecados de sus más nobles santos. ¡Qué prueba tan grande de su veracidad encontramos aquí, y cuánto nos consuela esto! Si Dios pudo sacar a su gran amigo de un problema como este, ¿no podemos aspirar a un privilegio semejante, aunque también hayamos violado tristemente el supremo llamamiento de la fe? La única cosa que Dios demanda de sus hijos es una obediencia absoluta y una redención total a su voluntad. Recuerde: Dios aun puede hacer a alguien semejante a Abraham, aunque por naturaleza nuestro suelo esté inclinado a la esterelidad y a la producción de malezas. 
   Después de lo acontecido la fe de Abraham fue creciendo y dependiendo de todo lo que Jehová-Dios le indicaba. Nuestro Patriarca fue sometido a duras pruebas, pero ya él dependía y confiaba completamente en el gran poder del Dios del Cielo. 
   Aconteció que años mas tarde Jehova-Dios volvió a llamar a su amigo Abraham, y esta vez lo sometió a una prueba que hombre alguno no quisiera tener jamás.
   Entonces Dios le dijo: Toma ahora a tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moríah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.
   Y Abraham (en obediencia) se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y corto leña para el holocausto, y salió rumbo al lugar que Dios le dijo. Tres días después Abraham divisó el lugar que Dios le había indicado y él dijo a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos (la fe y confianza en Dios lo acompañaban) a vosotros. 
   Y tomó Abraham la leña del holocausto y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el cuchillo y algo para hacer fuego, y ambos se dirigieron para aquel lugar.  
   Abraham iba pensativo y muy callado, y de pronto Isaac interrumpió su silencio, y le dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, hijo mío. Y el muchacho le dijo: He aquí el fuego y la leña; más ¿dónde está el cordero para el holocausto? Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. Y continuaron juntos por aquel camino. Por fin llegaron al sitio indicado por Dios, y edificó allí Abraham un altar, y comenzó a ordenar la leña, y ató a su hijo Isaac que no entendía lo que estaba sucediendo, pero éste obedeciendo a su padre no rehusó en ningún momento ser la ofrenda ofrecida a Jehová-Dios. 
   Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Entonces el ángel de Jehová-Dios le dió voces desde el cielo, y le dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas la mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuando no me rehusastes a tu único hijo. Luego, alzando Abraham sus ojos vió a un carnero trabado en un zarzal, y lo usó como ofrenda agradable para Dios en lugar de su hijo. Y llamó Abraham aquel lugar, Jehová proveerá. Nuevamente el ángel de Jehová llamó por segunda vez desde el cielo y le dijo: Por mi mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me rehusaste a tu único hijo; de cierto te bendiciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está en la orilla del mar ; y tu descendencia poseerá las puertas de tus enemigos. Y en tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedecistes a mi voz. Después de esto volvieron Abraham y Isaac a donde estaban sus siervos y regresaron a Beerseba (Génesis. 22:1-19).   
 Recuerde: Es, pues, la fe la certeza de lo que no se espera, la convicción de lo que no se ve (Heb.11:1). El cristiano debe caminar por el sendero de la vida ejerciendo siempre su fe adquirida, y confiando siempre que Dios es poderoso; para sacarlo de cualquier problema por más difícil que parezca.     

                                                                FIN