Introducción
Su genuinidad está atestiguada por 2 Pedro 3:1; sobre la autoridad de la Segunda Epístola. También por Policarpo (en Eusebio,4:14 ), quien escribiendo a los Filipenses, cita muchos pasajes: en el cap. 2, cita 1Pedro 1:13, 21 y 3:9; en el cap. 5, cita 1Pedro 2:11. Eusebio dice de Papías, Historia Eclesiástica, 3:39; que él también cita la Primera Epístola de Pedro. Ireneo en sus escritos hace mención expresamente, cita ( 1Pedro 2:16). Clemente de Alejandría (Strómata, 1. 3., pág. 544 cita 1Pedro 2:11-16 ) ; ( pág. 562, cita 1Pedro 1:21,22) ; ( pág. 584, cita 1Pedro 3:14-17; y en la pág. 585, cita 1Pedro 4:12-14). Eusebio comenta que era la opinión de los que le precedieron que ésta estaba entre las epístolas universalmente reconocidas. La versión siríaca Peschito la tiene. El fragmento del canon llamado de Muratori la omite. Con esta excepción y la de los herejes que la repudiaron, todo el testimonio antiguo está en su favor. La evidencia interna es igualmente fuerte. El autor se llama a sí mismo Pedro (1:1), y “testigo de las afliciones de Cristo,” y un “anciano” (5:1). La energía del estilo armoniza con el calor de espíritu del carácter de Pedro; y, como dice Erasmo (escritor), esta Epístola está llena de dignidad y autoridad apostólica, y es digna del caudillo entre los apóstoles.
Historia personal del apóstol Pedro
Simón, o Simeón, fue nativo de Betsaida situada a la orilla del mar de Galilea, hijo de Jonás, o sea Juan. Con su padre y su hermano Andrés desempeñaba el oficio de pescador en Cafarnaúm, su domicilo subsecuente. Era casado, y la tradición dice que el nombre de su esposa era Concordia o Perpétua. Clemente de Alejandría dice que ella sufrió el martirio, animándola su esposo a ser fiel hasta la muerte: “Acuerdate, amada, de nuestro Señor”. Su suegra fue restablecida de la fiebre, por Cristo. Fue llevado por su hermano Andrés, el cual había sido discípulo de Juan el Bautista, y por él fué dirigido a el Salvador como “el Cordero de Dios”. Jesús, le dió el nombre por el cual fué conocido, indicativo por su carácter impetuoso y su obra en la iglesia: “Pedro” (griego) o “Cefas” (arameo), piedra. No se unió al Señor sino hasta una fecha posterior. Los incidentes señalados de su vida apostólica son bien conocidos: camina sobre el mar turbulento al encuentro de Jesús, por dudar empieza a hundirse; y su franco reconocimiento de la persona divina de Jesús, no obstante las dificultades contrarias a tal creencia, por lo cual se le denominó entonces la piedra, o roca; pero su reprensión por el Señor cuando les anunció lo que fue tan pactante a los prejuicios carnales, su pasión y muerte; su ida de un extremo al otro opuesto, en referencia al ofrecimiento de Cristo de lavarle los pies; su declaración arrogante de que nunca abandonaría al Señor, hiciesen lo que hicieran los demás, fue seguida por su negación triple del Señor, con maldiciones; su profundo arrepentimiento: el pleno perdón de Cristo y la profecía de su fidelidad hasta la muerte, después que hubo recibido de él la profesión de su “amor”, repetida cuantas veces a su previa negación. Estos incidentes ilustraron su carácter, que era celoso, piadoso, y ardientemente ligado al Señor, y presto a declarar sus convicciones con franqueza; era ligero en juicio, precipitado, demasiado confiado en la aseveración de su firmeza; el resultado fue que, aunque abundaba en coraje humano, su coraje moral se dejaba fácilmente vencer por el temor a la opinión de hombre. Un cambio maravilloso se operó en él por la restauración después de su caída, por la gracia del Señor resucitado. Su celo y su ardor quedaron santificados, purificados por un espíritu de sincera humildad. Su amor por Cristo, fue aumentado y lo demostraba a su modo trabajando con toda clase de sufrimientos, por la obra del Señor. Así que preso y juzgado ante el Sanedrín por haber predicado a Jesús resucitado, valientemente declaró su resolución de seguir haciéndolo. Bien hizo en llamarlo la “boca de los apóstoles.” Su fedelidad motivó su encarcelamiento por Herodes Agripa, con miras a su ejecución, de la que fue librado, por el ángel del Señor.