Comienzo del ministerio en Judea

 Esta ocación se presentó al aproximarse la Pascua, en Abril del año 29. Saliendo de Capernaum,  donde vivía con Su familia y discípulos (Juan. 2:12), Jesús subió a Jerusalén. Echó a los mercaderes que profanaban el templo.La represión de los abusos y la reforma del servicio divino formaban  parte de los gestos de un profeta; pero las palabras de Cristo:  “ No hagáis de la casa de mi padre  casa de mercado” demuestran que El se presentaba como más que un profeta (Juan 2:16). Esta  reprensión equivalía a un llamamiento público dirigido a Israel, para invitar a  la nación a seguirle en Su obra de reforma religiosa. El sabía ya que la nación no lo seguiría, y que El mismo sería rechazado, lo que daría ocación, después del rechazamiento, para el llamamiento a los gentiles y la edificación de la Iglesia. La predicción, apenas velada, de la muerte que  El iba a sufrir a manos de los judíos, demuestra también que El ya esperaba este rechazamiento ( Juan. 2:19 ). Durante la visita de Nicodemo, Jesús proclamó la necesidad del nuevo nacimiento y de Su propia Pasión ( Juan. 3: 1-2 ), que daría acceso a todos los seres humanos a la salvación que el amor de Dios le había enviado a conseguir. Es Juan quien nos cuenta el comienzo del ministerio de Jesús en Judea (Juan.2 : 13; 4:3), que duró unos nueve meses. Después de la Pascua, Jesús abandonó Jerusalén, y se retiró a las zonas rurales de Judea. La nación se mostraba poco dispuesta a seguirle, por lo que se puso a predicar la necesidad del arrepentimiento, como lo estaba haciendo todavía Juan el Bautista. Durante un cierto tiempo, los dos trabajaban mano a mano. Jesús no quiso comenzar una obra independiente antes de que la misión providencial de Juan no hubiera llegado manifiestamente a su fin. La común acción de los dos buscaba el “despertamiento espiritual” de la nación. Al atraerse Jesús más discípulos que Juan, decidió abandonar Judea, porque no quería que la gente pensara que  El  era un  rival de Juan (Juan. 4:1-13).