El plan de la traición fue seguramente llevado a cabo aquella noche. Judas,uno de los doce, había estado indudablemente alienado (loco-ambicioso) durante mucho tiempo del ideal “espiritual” del Maestro. El Iscariote estaba frustrado porque Jesús no mostraba intenciones de establecer un reino terreno. Juan dice de Judas era codicioso. Durante la cena en Betania, aquel avaro se dio finalmente cuenta de su antipatía irreductible contra Jesús. Encolerizado al darse cuenta de lo vano de sus esperanzas, decidió entregar a su Maestro a las autoridades. Su traición cambió sus planes. Los adversarios habían decidido esperar que terminara la Pascua y que las multitudes se hubieran dispersado. No sabiendo de qué acusar a Jesús, acogieron complacidos la proposición de Judas. Parece que a la mañana siguiente, que era miércoles, Jesús se aisló en Betania. El jueves por la tarde se tenía que “sacrificar el cordero pascual; la cena conmemorativa,” de la que tenían que participar todos los israelitas, se celebraba después de la puesta del sol. Esa cena marcaba el inicio de la fiesta de los panes sin levadura, que duraba siete días. Este día Jesús envió a Pedro y a Juan para que prepararan la fiesta en la ciudad, para los doce y para El. Sus instrucciones significaban probablemente que se dirigieran a la casa de un discípulo o de un amigo (Mateo. 26:18). Al ordenarles que, al entrar en la ciudad siguieran un hombre con un cántaro de agua. Jesús tenía la intención de mantener secreto el lugar donde iban a comer, para impedir a Judas que lo denunciara a las autoridades, lo cual hubiera podido causar la interrupción de la última y preciosa conversación con los apóstoles. El jueves por la noche, Jesús celebró con sus apóstoles la cena pascual. Con respecto a la posición de algunos de que Jesús fue crucificado en la tarde en que se sacrificaba el cordero pascual, y que la cena de la Pascua que celebró con Sus apóstoles tuvo lugar un día antes de la verdadera celebración, se debe decir que se basa en una interpretación muy restringida del significado de la expresión “comer la pascua” en Juan. 18:28. No hay discrepancia como bien observa Sir Robert Arderson: “La única cuestión pendiente, por lo tanto, es el que la participación de los sacrificios de paces de la fiesta (de los panes sin levadura, que duraban siete días) pudiera o no designarse con el término de (comer la Pascua)”. La misma Ley de Moisés nos da la respuesta: “Sacrificarás la Pascua a Jehová tu Dios, de las ovejas y de las vacas... No comerás con ella pan con levadura; siete días comerás con ella pan sin levadura”. Anderson considera también en su obra (El principe que ha de venir, Publicado. Portavoz Evangélico, Bacelona, España. Pag.131) otros aparentes problemas, mostrando la concordancia interna de los relatos evangélicos. Cristo no murió el día que se sacrificaba el cordero pascual, sino el siguiente, como lo registran Mateo, Marcos y Lucas. Sólo una “errónea interpretación del lenguaje usado por el apóstol Juan” ha permitido llegar a una hipótesis tan ajena al relato evangélico.