La Venida del Espíritu Santo (Hechos. 2:1-13)

Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos, y repentinamente se escuchó un estruendo con un viento recio que llenó  toda la habitación donde estaban reunidos. Luego, fueron apareciendo “lenguas de fuego” asentándose sobre cada uno de ellos, y fueron llenos todos  del Espítu Santo, y hablaban otras lenguas según el Espíritu les daba que hablasen.“ En ese entonces había muchos piadosos judíos en Jerusalén, de todas aquellas naciones bajo el cielo.” Y al escuchar este “estruendo” se juntaron, y estaban muy confusos, porque cada uno les oía hablar en su  propia lengua. Maravillados decían: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? “ En Jerusalén moraban judíos que habían vivido en diferentes naciones”. En la dispersión el pueblo judío había sido esparcido por diferentes lugares, por lo tanto, en su destierro habían aprendido a hablar varios idiomas. Muchos de estos judíos asistían en esa ocasión a las festividades religiosas que se celebraban (Hechos. 2: 9 -11).