Primer Discurso de Pedro (Hechos. 2:14-42)

 Entonces Pedro, poniéndose en pie alzó la voz diciendo: Varones judíos, y todos los que habitan en Jerusalén, mis palabras escuchad, ninguno de estos hombres está ebrio como algunos de vosotros malisiosamente suponéis (los sacerdotes, de alguna manera querían ridiculizar el poder milagroso de los discípulos, burlandose y diciendo de que estaban borrachos),“la tercera hora es (nueve de la mañana),  más esto es lo profetizado por nuestro profeta Joel. Dice Dios: “ Y será que en los postreros días, derramaré de mi Espíritu, sobre toda carne y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; y vuestros jovenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños: Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.”
   Con poder y firmeza Pedro continuó su predicación, y dió testimonio de la muerte y la resurrección de nuestro salvador Jesucristo: “Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús Nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros en maravillas y señales, que Dios hizo por él en medio de vosotros, como vosotros mismos sabéis; a éste, juzgado por un consejo sin conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; al cual Dios lo levantó de entre los muertos, pues no pudo la muerte ni ningún poder retenerlo.” 
   Pedro “inspirado” por el Espíritu Santo no quiso referirse a las enseñanzas que Jesús les dejó a ellos, conocía lo arrogantes y prejuiciosos que eran sus oyentes, por lo tanto se refirió a David, a quien consideraban los judíos como uno de los patriarcas de su nación. Porque David dice de él: “Veía al Señor siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido. Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, y aun mi carne descansará en esperanza; porque no dejarás mi alma en el hades, ni darás a tu Santo que vea corrupción.”  Varones hermanos, se  os puede  decir libremente del “ patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros”  hasta el día de hoy. “ Habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vió corrupción. A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos”.