Al siguiente día cuando ellos se preparaban para partir hacia Canaán, mando José al mayordomo de su casa, ordenándole que hiciera lo siguiente, y diciéndole: “Llena de alimento los costales de estos varones, y pon a cada uno el dinero en la boca del costal, pero, pondrás mi copa de plata en el costal del menor junto con su dinero.” Los once hermanos de José se despidieron agradecidos con rumbo a su tierra, donde los estaba esperando su anciano padre Jacob. Pero José había aconsejado a su mayordomo y le dijo que los siguiera y cuando les diera alcance, simulara que estaba muy disgustado y les dijera lo siguiente: “ ¿Por qué habéis vuelto mal por bien? ¿Por qué habéis robado mi copa de plata? ¿No es ésta en la que bebe mi señor, y en la que suele adivinar? Habéis hecho mal en lo que hicistéis. Poco después el mayordomo los alcanzó e hizo tal como José se lo había ordenado. Entonces ellos asombrados y temerosos contestaron: ¿Por qué dice mi señor tales cosas? Nunca tales cosa harían tus siervos. Recuerda el dinero que hallamos en nuestros costales, te lo volvimos a traer desde nuestra tierra de Canaán; ¿Cómo habíamos de hurtar de casa de tu señor oro o plata? Aquel de tus siervos en quien fuere hallada la copa, que muera, y nosotros seremos por siempre siervos de mi señor. El mayordomo aceptó aquel ofrecimiento y les dijo: Se hará conforme a vuestras palabras; aquel en quien se hallare será mi siervo, y vosotros serán sin culpa.”
Los once hermanos se dieron prisa, y comenzaron a derribar su costal a tierra, cada uno desde el mayor hasta el menor fueron abriendo sus costales; y la copa fue hallada en el costal de Benjamín el menor de ellos. Con mucho pesar cargaron de nuevo sus costales y volvieron a la ciudad.
Con gran pesar y angustiados siguiendo a Judá llegaron a casa de José, que aun se encontraba allí, y se postraron delante de él en tierra. Y les dijo José: ¿Qué acción es esta que habéis hecho? ¿No sabéis que un hombre como yo sabe adivinar? Trataron de justificarse pero sin éxito alguno, y José les dijo: La copa fue hallada en la bolsa del menor éste se quedará y vosotros id en paz.
José comprendió la angustia que experimentaban sus hermanos, el veía ahora un cambio en ellos muy diferente cuando ellos años atras trataron de matarlo, y después sin misericordia alguna lo vendieron a aquellos mercaderes ismaelitas.