La superiodidad de Cristo

Su finalidad era enseñar la superioridad del cristianismo sobre el judaísmo, por cuanto fué introducido por uno muy superior a los ángeles y a Moisés (Cristo), por medio del cual  (Moisés) los judíos recibieron la ley, y por cuanto su liderazgo y sus sacrificios carecían de la virtud perfeccionadora con respecto a la “salvación” que tienen los verdaderos seguidores de Cristo;  que él es la  substancia de la cual los anteriores no son sino la sombra, y que ahora ya no estamos detenidos a tanta distancia como cuando bajo la ley, sino que tenemos libertad de acceso por el velo abierto, es decir, por la sangre derramada, por el  Salvador del mundo Jesucristo; por lo tanto, les advierte el peligro de la apostasía, tentación a la que todos los creyentes estaban expuestos, incluyendo a los judíos convertidos al evangelio de Cristo, mientras que el  judaísmo era tolerado por las autoridades romanas. Intima obligación de una vida de fe, de la que la historia judaica, en la menos perfecta dispensación del Antiguo Testamento, contenía brillantes ejemplos. Concluye de la manera paulina acostumbrada, con exhortaciones prácticas y oraciones piadosas a favor de ellos.  
   Su modo de presentación en la Epístola  es exhortatorio más bien que mandatorio, precisamente lo que se hubiera esperado de parte de Pablo al dirigirse a los judíos.  No se enfila a los dirigentes judeo-cristianos, porque en efecto no había iglesia exclusivamente judía ; y su Epístola, enfocada directamente a los judíos palestinos, estaba destinada para incluir a los hebreos de las iglesias circunvecinas. Inculca la obediencia y el respeto en relación a sus dirigentes (Heb. 13:17-24) ; evitando formalmente la objeción de que al escribir la Epístola estaba interviniendo en la prerrogativas de Pedro, el apóstol de la circuncisión, y de Jacobo el obispo de Jerusalén. De ahí pués, surge este modo apacible y delicado de tratarlos (Heb. 13:22). Lejos de admirarnos por las discrepancias de estilo entre la Epístola a los Hebreos y las epístolas a los gentiles, es precisamente lo que debiéramos esperar. El Espíritu Santo le guió en la elección de los medios más adaptados a la naturaleza de los fines perseguidos. Algunos estudiosos han encontrado una característica paulina en (Rom.12:9) : “ sea (vuestro) amor sin fingimiento: aborreciendo lo malo, llegándoos a lo bueno,” que no se encuentra en ninguna otra parte sino sólo en ( Heb. 13:5 ) es decir : “ sea vuestra conducta sin avaricia, contentos con lo presente ” (un sustantivo femenino, conducta, que pasa súbitamente a participio absoluto en el nominativo masculino del plural, estando contentos). También al citar la Escritura del Antiguo Testamento, el escritor de la Epístola a los Hebreos (Pablo) la menciona de misma manera que lo haría un judío: “Dios habló a nuestros padres”, y no: “ Está escrito ”. Así también en (Heb. 13:18), “Confiamos que tenemos buena conciencia”, es un sentimiento del todo paulino (Hech. 23:1 ; 24:16 ; 2 Timoteo 1:3 ; 2 Cor. 1:12 ; 4:2). Aunque no a prefijado su nombre, ha dado al fin su seña universal que le identifica, a saber : su “ salutacion apostólica de la gracia sea con todos vosotros” ; esta “ salutación con su propia mano ” la declaró en  (2 Tesalonicenses 3:17, 18 ) ser “su marca en toda epístola” ;  así en  (1 Corintios 16:21-23 ; Colocenses  4:18). La misma oración de salutación cierra cada una de sus Epístolas, y esto no se halla en ninguna de las otras (Epístolas) escritas por los demás apóstoles durante la vida de Pablo. El apóstol estampaba siempre su sello al final de cada uno de sus cartas,  por lo tanto, afirmaba así de esta manera la autenticidad de sus escrituras. Las iglesias del oriente y de Jerusalén, fueron  las primeras en recibir  la Epistola, la aceptaron desde un principio como auténtica del apóstol Pablo, de suma conformidad de Cirilo, obispo de Jerusalén (año 349dC.).