Los filisteos eran una nación guerrera, tiempo atrás (27 años) habían sidos vencidos por los ejércitos israelitas en Micmas. Habiendo recuperado su fortaleza y con espíritu de venganza, estaban buscando la oportunidad para destruir a los ejércitos de Israel, y de esta forma lograr la anciada victoria para levantar la moral a toda su nación.
Los filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra, y se congregaron en Soco, que pertenece a Judá, y acamparon entre Soco y Azeca. Por otra parte Saúl y sus ejércitos acamparon en el valle de Ela en acción de guerra por la invasión filistesa. Ambos ejércitos estaban en posición de guerra sobre dos montes altos, uno frente al otro, y separados por un extenso valle.
Inesperadamente surgió del campamento filisteo un paladín, el cual se llamaba Goliat, de Gat, y tenía una altura considerable (gigante) y traía un casco protector sobre su cabeza, y todo su cuerpo estaba cubierto con mallas de bronce, además de su escudo, espada, y una lanza bastante grande y pesada. Dando voces y desafiando a los escudrones de Israel, los tenía intimidados y temerosos. Tres de los hermanos mayores de David se encontraban en el campo de batalla, Isaí envió a David a donde estaban las tropas de Israel para saber acerca de sus tres hijos. Cuando llegó David al campamento israelita se enteró de lo que estaba sucediendo, y al escuchar nuevamente al filisteo desafiante se llenó de valor, y pidió a Saúl que lo dejara enfrentarse al gigante arrogante y burlón. Saúl en principio no aceptó la oferta de David, pero luego permitió al joven pastor que se midiera con aquel guerrero provocador. David salió rumbo al valle para encontrarse con su rival en aquel lugar, él no llevaba ninguna protección como todo guerrero, solamente recogió algunas piedras del arroyo y su honda que él sabía manejar a la perfección. También el filisteo venía caminando y acercándose a David, y cuando miró al muchacho se burló de el y le dijo: ¿Soy yo perro, para que vengas a mi con palos? Y maldijo a David por sus dioses.
