Pablo en defensa de su apostolado

  Acostumbrados como lo habían estado los gálatas, cuando eran paganos, al culto místico de Cibeles (prevaleciente en las regiones vecinas de frigia) y a las doctrinas teosofistas relacionas con ese culto, pronto fueron llevados a creer que los plenos privilegios del cristianismo sólo podían ser alcanzados por medio de un detallado sistema de simbolismo ceremonial (cap. 4:9-11; 5:7-12).
 Ellos aun prestaron oídos a la insinuación de que Pablo mismo observaba la ley entre los judíos, aunque persuadía a los gentiles a renunciar a ella, y que su propósito era mantener a sus convertidos en un estado subordinado, excluídos de los plenos privilegios del cristianismo, los cuales eran disfrutados sólo por los circuncidados ( cap. 5:11 ; 4: 16, comparado con cap.  2:17 ) ;  y que él  era un adulador interezado (cap. 1:10) que se proponía formar un partido para si mismo: más aun,  que él falsamente se representaba a sí mismo como un apóstol divinamente comisionado por Cristo, cuando él no era nada más que un mensajero enviado por los Doce y la iglesia de Jerusalén, y que su enseñanza difería ahora de la de Pedro y Jacobo, “columnas” de la iglesia, y por lo tanto no debería ser aceptada. 
   Su propósito, entonces, al escribir esta epístola, fué (1) defender su autoridad apostólica (cap1: 11-19 ; 2:1-14 ) ; (2) contrarrestar la mala influencia de los judaizantes entre los creyentes de Galacia  (caps. 3 y 4), y mostrar que la doctrina de ellos destruía la esencia misma del cristianismo al rebajar su espiritualidad a un sistema ceremonial exterior ; (3) exhortar para el fortalecimiento de los creyentes de Galacia, en la fe en Cristo y en los frutos del Espíritu ( caps. 5 y 6 ). El ya había testificado cara a cara contra los maestros judaizantes ( cap. 1:9 ; 4:16 ; Hechos. 18:23 ) ; y ahora que él ha oído de la continua y creciente preponderancia del mal, escribe con su propia mano (cap. 6:11; una tarea que generalmente delegaba a un amanuense “escribiente” ) esta epístola para enfatizar su oposición al mismo. El bosquejo que da en ella de su carrera apostólica, confirma y ensancha la narración en los Hechos, y muestra su independencia de humana autoridad por eminente que ésta fuese. Su protesta contra Pedro en el cap. 2:14 - 21, refuta la invención, no sólo de la supremacía papal, sino aun de la de aquel apóstol; y muestra que Pedro, salvo cuando era especialmente inspirado, era falible (que puede equivocarse) como todos los demás hombres.