Pablo mantiene un estilo parecido a sus otras epístolas

El Estilo no es diferente del de la mayoría de los otros escritos de Pablo, con “excepción” de la  porción profética de ella (cap. 2:1-12), la cual distingue a ésta de las otras en el tema tratado. Como es habitual en sus pasajes más solemnes (por ejemplo, en las porciones denunciadoras y proféticas de sus epístolas, véase Colocenses 2: 8, 16, con cap. 2: 3 ; 1 Cor. 15: 24-28, con cap. 2: 8, 9 ; Romanos 1:18 con cap. 2: 8, 10),  su pronunciación es más elevada y cortada.  Así como la Primera Epístola se detiene más sobre el Segundo Advenimiento en su aspecto de gloria para con los santos muertos y vivos (1Tesalonicenses. caps 4 y 5), así ésta hace énfacis especialmente en su aspecto de destrucción eterna para los malvados, y para aquellos que no “aceptaron”  el  plan de Salvación obedeciendo y viviendo más en el pecado. Tan lejos estaba Pablo de estar bajo una impresión errónea en cuanto a la venida temprana de Cristo cuando escribió su Primera Epístola (de lo que lo acusaban los racionalistas), que él les había dicho distintamente, cuando estaba con ellos, las mismas verdades acerca de suscitar primero la apostasía sobre las cuales ahora en esta su Segunda Epístola insiste (cap. 2:5). Ocurren entre las dos Epístolas varios puntos de coincidencia que confirman la autenticidad de la segunda. Así, véase  cap. 3:2,  con 1Tesalonicenses 2:15,16; otra vez cap. 2:9, con el Hombre de Pecado, “ cuyo advenimiento es según operación de Satanás ”, con 1Tesalonicenses 2:18 ; 3:5, donde aparece la obra incipente de Satanás como estorbo del evangelio y el tentador ; otra vez se recomienda una leve amonestación en 1Tesalonicenses 5:14; pero, en esta Segunda Epístola, cuando el mal ha empeorado, una  “disciplina”  más estricta (cap. 3:6, 14) : “apartarse de”  tales. 
   Probablemente Pablo visitó a Tesalónica más tarde en su viaje a Asia (Hech. 20:4), y de allí  llevó consigo a Aristarco y Segundo, ambos tesalonicenses: el primero vino a ser su “compañero de viaje” y compartió con él sus peligros en Efeso, como también los del naufragio, y fué su  “compañero de prisiones” en Roma (Hech. 27:2 ; Colocenses 4:10 ; Filemón 1:24). Según una tradición, Aristarco vino a ser obispo de Apamea.   



     Bosquejo 

   Introducción   1: 1 - 12.  
      Saludos  1: 1-2. 
      Acción de gracias  1: 3 - 10. 
      Intercesión   1: 11 - 12. 

   Instruciones a los Creyentes de Tesalónica  2: 1 - 17. 
      Corrección de un equívoco   2: 1 - 2. 
      Revelación del hombre de pecado  2: 3 - 10. 
      Su carácter  2: 3 - 5. 
      Lo que lo detiene   2: 6 - 7. 
      Su ministerio  2: 8 - 10. 
      Juicio de los incrédulos  2: 11 - 12. 
      Acción de gracias y oración   2: 13 - 17. 

   Exhortaciones a los Creyentes Tesalonicenses  3: 1 - 16. 
     Llamado a la Oración 3: 1 - 5. 
     Mandamientos relativos a la disciplina en la congregación  3: 6 - 10. 
     Oración final  3: 16. 

   Saludos 3:17, 18.  

                                                            FIN