Amonestaciones para los incrédulos

La ausencia de la bendición apostólica se debe probablemente al hecho de ser dirigida no solamente a los creyentes, sino también indirectamente a los judíos incrédulos. A aquéllos les encomienda la humildad, la paciencia y la oración; a éstos les dirige “amonestaciones horrendas”  (Santiago. 5:1-11; 4:9).  
   Jacobo murió como mártir en la pascua. Esta epístola fué escrita probablemente poco antes. La destrucción de Jerusalén [año 70] (predicha en Mateo 24) sucedió un año después de su martirio, [año 69]. Hegésipo (citado por Eusebio, 2:23) narra que fué puesto “sobre un pináculo del templo” por los escribas y fariseos, que le rogaron que restringiera al pueblo que en grandes números estaba abrazando el cristianismo. “Dinos... le dijeron en presencia de la multitud reunida para la fiesta, ¿Cuál es la puerta de Jesús? Y Jacobo replicó: ¿Por qué me preguntáis tocante al Hijo del hombre ? Está sentado a la diestra del poder, y vendrá de nuevo sobre las nubes de los cielos”. Muchos entonces exclamaron: ¡Hosana al Hijo de David! Pero Jacobo fué arrojado de cabeza por los fariseos; y él orando exclamó: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”, fué apedreado y golpeado a muerte con un mazo de batanero. Los judíos como sabemos, se exasperaron por la liberación de Pablo de sus manos, y resolvieron por tanto vengarse en la persona de Jacobo. La publicación de la epístola a los israelitas dispersos, llevada a ellos probablemente por los que vinieron a las fiestas, hizo que lo aborrecieran, especialmente los de las clases altas, porque la carta predecía los ayes que pronto les caerían encima así como la patria de ellos. Su pregunta injuriosa:  “ ¿Cuál es la puerta de Jesús?  ” ( eso es, ¿por cuál puerta entrará cuando vuelva? ), probablemente alude a su profecía: a saber,“La venida del Señor se acerca... he aquí el Juez está delante de la puerta” (Cap. 5:8, 9). Hebreos 13:7 probablemente se refiere al martirio de Jacobo, tanto tiempo obispo de los cristianos judíos de Jerusalén: “Acordaos de los que tienen (o no tenían) el gobierno (espiritual) sobre vosotros, que os hablaron la Palabra de Dios, la fe de los cuales imitad, considerando cuál haya sido el éxito de su conducta.”