Los tres Jacobos

 Los tres  “Jacobos ”  mensionados son:  (1)  Un apóstol, “hijo de Zebedeo” y hermano de Juan    (Mateo 4:21 ; 10:2 ; 17:1 ;  Marcos 1:19 ; 3:17 ; 5:37 ; 9:2 ; 10:35 ;14:33 ; Lucas 5:10 ; 6:14; 8:51;  Hech. 1:13 ; 12:2 ).
(2)  Un apóstol hijo de Alfeo ( Mateo 10:3 ; Marcos 3:18 ; Lucas 6:15 ; Hech. 1:13 ).   
(3)  El hermano del Señor (Mateo 13:55 ; Marcos 6:3 ; Gálatas 1:19 ; 2:9 ; 1Cor. 15:7 ). 
Características: Tardó en aceptar a Cristo (Juan 7:5 ).
Después de la resurrección se le apareció el Señor, y hubo un gran cambio en su vida
(1Cor. 15:7). Se sumo a los apóstoles y discípulos (Hechos 1:14 ). 
Llegó a ser uno de los líderes de la iglesia de Jerusalén (Hech. 15:13 ; 21:18 ). 
Autor de la Epístola (Santiago 1:1). 
   Este Jacobo llevó el sobrenombre de “el Justo.” Había necesidad de sabiduría especial para predicar el evangelio de tal suerte que no desestimara la ley. Como obispo de la iglesia de Jerusalén,  escribe a las doce tribus, exponiéndoles el evangelio en su aspecto de relación con la ley, reverenciada como era en sumo grado por los judíos. Como las Epístolas de Pablo son un comentario sobre las doctrinas que manan de la muerte y resurrección de Cristo, así la Epístola de Santiago tiene una íntima relación con las enseñanzas del Señor, en especial con el Sermón del Monte. En ambos, la ley se representa cumplida en el amor ; el lenguaje mismo es palpablemente similar (compárese Santiago 1:2 con Mateo 5:12 ; el 1:4 con Mateo 5:48 ; el 1:5 y 5:15 con Mateo 7:7-11 ; el 6:13 con Mateo 5:7 y 6:14,15 ; el 2:10 con Mateo 5:19 ; el 4:4 con Mateo 6:24 ; el 4:11 con Mateo 7:1,2 ; el 5:2 con Mateo 6:19). Toda la epístola respira la misma justicia evangélica que el Sermón del Monte inculca como la suprema relación de la ley. El carácter mismo de Santiago de “el justo,”  o sea, legalmente recto, lo predispone a esta coincidencia  (ver el 1:20 ; 2:10 ; 3:18 ; con Mateo 5: 20). También le quedaba perfecto para presidir una iglesia aun celosa de la ley  (Hech. 21:18-24 ; Gálatas 2:12 ).  Si había quien ganase a los judíos para el evangelio, el más apto era éste, quien representaba el molde de la justicia del Antiguo Testamento, combinada con la fe evangélica (véase también Santiago 2:8 con Mateo 5:44-48 ). La práctica, no la profesión, es la prueba de la obediencia (ver Santigo 2:17 ; 4:17 con Mateo 7: 21-23). Los pecados de la lengua, por leves que los mire el mundo, son ofensas contra la ley del amor (Santiago 1:26 ; 3:2-18  con  Mateo 5:22 ;  también “todo juramento”, cap. 5:12 con Mateo 5:33-37 ).