De los dos hijos de Zebedeo (Jacobo y Juan) Juan era el menor. Ambos hermanos trabajaban y vivían de la pesca (en el mar de Galilea) junto a su padre. Residían en Bethsaida donde también eran oriundos Pedro, Andrés, y Felipe el apóstol. El nombre de su madre era Salomé, una de aquellas mujeres piadosas y honradas, que siempre estuvieron acompañando al Señor hasta en sus últimos momentos. Su padre, Zebedeo, parece que gozaba de una posición desahogada, ya que tenía una flota de barcos pesqueros y varios empleados a su servicio (Mar. 1:20). También se dice que tanto Jacobo y Juan eran discípulos de Juan el Bautista. Juan y Andrés hermano de Pedro fueron los primeros que tuvieron el privilegio de pasar aquella noche, escuchando las respuestas de las muchas preguntas que ellos le hicieron al Señor Jesús ( “lástima que Juan no registró nada de lo ocurrido”. Juan 2:35-42). Luego, después, los dos hermanos estaban ocupados preparando la barca cuando el Señor los llamó (Mateo 4: 21,22), y otra vez en una ocación memorable (Lucas 5:1-11), y finalmente lo escogió como uno de los doce apóstoles (Mateo 10:2). El era el más joven de los doce, y él y su hermano Jacobo fueron llamados por el Señor: “Boanarges” que el evangelista Marcos (3:17) explica como “hijos del trueno” ; sin duda, por su natural vehemencia de carácter. Ellos con Pedro tuvieron el privilegio de contemplar todo lo sucedido aquel gran día cuando el Señor se Transfiguró, en aquel monte alto ( Lucas 9:28-36 ; Mateo 17:1-8 ; Mar. 9:2-8).