El apóstol Pablo rumbo a Roma

 Una cadena de problemas ocacionados por el sanedrín y judíos revoltosos comenzaron a realizarse en contra del apóstol. (1) Un grupo de revoltsos hicieron promesa de asesinar a Pablo y no pudieron lograrlo (Hech. 23:12-35). (2) Defensa de Pablo ante Felix (Hech. 24:1-27). (3) Pablo apela a Cesar (25:1-27). (4) Defensa de Pablo ante Agripa (Hech. 26:1-32). (5)  Rumbo a Roma. 
   A finales del año 59dC., Pablo en compañía de otros presos fueron enviados rumbo a Roma. Un centurión de la compañía Augusta llamado Julio iba al mando de esta expedición. Lucas y Aristarco, macedonio de Tesalónica acompañaban a Pablo. Julio el centurión amablemente trató a Pablo, permitiendo que sus amigos (Lucas y Aristarco) lo atendieran (Lucas el escritor de los Hechos es el que “narra” todo lo sucedido a travez de este largo viaje hacia Roma, Italia). Y haciéndonos a la vela desde allí, navegamos a sotavento de Chipre, porque los vientos eran contrarios. Habiendo atravesado el mar frente a Cilicia y Panfilia, arribamos a Mira, ciudad de Licia. Y hallando allí el centurión (Julio) una nave alejandrina que zarpaba para Italia, nos embarcó en ella. Luego, navegando muchos días despacio, y llegando a duras penas frente a Gnido, porque nos impedía el viento, navegamos a Sotavento de Creta, frente a Salmón. Y costeándola con dificultad, llegamos a un lugar que se llama Buenos Puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea. Y habiendo pasado ya mucho tiempo, y siendo ya peligrosa la navegación, por haber pasado ya el ayuno, Pablo les amonestaba, diciéndoles: Varones, veo que la navegación va a ser con perjuicio y mucha perdida, no sólo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras personas. Pero Julio el centurión daba más crédito al piloto y al dueño de la nave que a lo que Pablo decía. Por tanto, siendo el puerto muy incómodo para invernar, la mayoría acordó zarpar pronto también de ese lugar, por si pudiesen llegar a Fenice, puerto de Creta que mira al noreste y sudeste, e invernar allí.