El Incansable Apóstol Pablo

 Su conversión - Ministerio - Viajes   

   El apóstol Pablo pertenecía a la tribu de Benjamín (Fil. 3:5). No se conoce con certeza la razón de que su familia residiera en la ciudad de Tarso. Algunos antiguos escritos informan que salieron de Gischala, en Galilea, cuando los romanos se apoderaron de esta ciudad. Posiblemente al igual que muchas otras familias judías emigraron buscando mejor bienestar. Los familiares parecen haber sido numerosos e influyentes (Rom. 16:7-11), Pablo saluda a tres de sus parientes: nombra a Andrónico y a Junías que son muy estimados entre los apóstoles, y que posiblemente conocieron y aceptaron la Santa Palabra, antes que él llegara a Cristo. En hechos 26:16 Lucas nos dice, que el hijo de la hermana de Pablo (que residía en Jerusalén), denunció ante el tribuno el complot tramado en contra de su tío. En aquella época era posible que residieran varios familiares del apóstol en la ciudad de Jerusalén, y que estaban atentos a todos los movimientos que salían del sanedrín para asesinar a Pablo. Recordemos que él anteriormente pertenecía y era un miembro muy activo de esa entidad religiosa, pero cuando él se alejó de ellos y comenzó a predicar la Palabra del Señor, éstos judíos incrédulos se convirtieron en sus peores enemigos. Algo más que se sabe del apóstol es que su padre era un fariseo estricto (Hech, 23:6), y que él también poseía la ciudadanía romana por nacimiento. No se sabe en virtud de que fue concedido este derecho a uno de sus ascendientes, si como recompensa por servicios al estado, o por un fuerte pago de dinero como se hacía en aquel entonces. En todo caso, su condición de ciudadano romano le fue de gran utilidad durante su apostolado. 
   La ciudad de Tarso era una de las capitales intelectuales de la época, era un foco de la cultura griega. Sin embargo, es muy poco probable, que Pablo asistiera a escuelas griegas; sus padres celosos judíos de su raza y religión, posiblemente obtaron por enviarlo a estudiar con los suyos a la ciudad de Jerusalén. Además de los estudios, éstos jóvenes judíos aprendían una profesión y Pablo escogió la de confeccionar tiendas (Hech. 18:3). Luego, dice él (Hech. 22:3) que había sido criado en Jerusalén, a donde tuvo que llegar muy joven. La educación recibida lo arraigó profundamente en las tradiciones del fariseísmo. Fue instruído en el conocimiento preciso de la ley de sus padres. Su gran maestro fue uno de los más célebres rabinos de su época, Gamaliel. Un discurso de éste rabino (Hech.5:34-39) convenció al sanedrín a no condenar a Pedro y a Juan a la muerte. Aunque fariseo, Gamaliel no rechazaba la cultura griega, y mostraba un espíritu tolerante. Bajo su dirección nuestro apóstol no estudió solamente el Antiguo Testamento, sino también las enseñanzas de las interpretaciones rabínicas. Se lanzó ardorosamente dentro del seno del judaísmo, animado de un excesivo celo por las tradiciones de sus padres (Gál. 1:14). Sin duda alguna, versado en la religión y en la cultura judías, sumamente dotado, miembro de una familia distinguida, el ferviente joven fariseo estaba preparado para grandes logros en el seno de su pueblo (Pero, Jehová-Dios: usó aquellos talentos, para la predicación de su Santo Evangelio).