Multitud de judíos residían en Babilonia

El lugar de la redacción sin duda fue Babilonia (5:13). Es “improbabilísimo” que en medio de las comunicaciones y salutaciones ordinarias de una carta muy sencilla, se hubiera “usado el lenguaje” simbólico de la profecía (es decir, “Babilonia” por Roma). Josefo (Antiguidades, 15; 2, 2 ; 3:2) declara que había una gran multitud de judíos en Babilonia Caldea ; es Probable que el apóstol Pedro alguna otra vez los visitara. Algunos sostienen que Babilonia significa Egipto porque Marcos predicó en Alejandría y sus cercanías, después de la muerte de Pedro, y que por tanto hizo lo mismo en vida del apóstol. Pero no se hace mención alguna en otras escrituras de tal Babilonia egipcia, sino sólo de la Caldea. Y aunque hacia el fin del reinado de Calígula (emperador romano) una persecución arrojó a los judíos de allí a Seleucía, y una plaga, cinco años más tarde también los diezmó, esto con todo no excluye su retorno y su multiplicación durante los veinte años entre la plaga y la redacción de la epístola. Además, el orden de la enumeración de los países, noreste al sur y oeste, es el que seguiría uno que escribiera desde Babilonia Oriental, y no desde Egipto ni Roma. En verdad, Cosmas Indicopleutes(escritor), en el siglo seis entendía que se trataba de la Babilonia que estaba fuera del Imperio Romano. Silvano, compañero de Pablo, lo fue posteriormente de Pedro, y fue el portador de la epístola.  
   El estilo. La verdad fervorosa y práctica, antes que el raciocinio lógico, son las características de esta epístola, como también del enérgico y simpático escritor. Su conocimiento de las epístolas de Pablo revelado en la carta, concuerda con lo que era de esperar por el hecho de que Pablo hubiera “comunicado el evangelio que predicaba a los gentiles” ( por revelación especial a él concedida) a Pedro entre otros de “figuración”. Individualmente ocurren, tales como el bautismo, “la demanda de una buena conciencia hacia Dios” (cap. 3:21) ; “conciencia de Dios” (cap. 2:19), como motivo por qué soportar las afliciones; “esperanza viva” (cap. 1:3) ;“herencia incorruptible y que no puede contaminarse ni marchitarse” (cap.1:4) ; “ósculo de caridad” (cap. 5:14). Se contempla a Cristo  menos en relación con sus padecimientos pasados, y más como está exaltado al presente tiempo y por venir pronto manifestado en su majestad. La proximidad de la realización de la dicha futura le hace estimar a los creyentes como “extranjeros” y “peregrinos” en la tierra. El fervor depurado, la humildad profunda y ardiente amor, aparecen en la epístola, como debiéramos esperar de uno que había sido tan amorosamente restaurado de su seria caída. “convertido”, en verdad “fortalce a sus hermanos”. Su fervor se destaca en la frecuente repetición del mismo pensamiento en palabras similares.