Silas y Timoteo se unen a Pablo

Segundo viaje misionero. Tiempo después de haber terminado el concilio de Jerusalén, Pablo le propuso nuevamente a Bernabé que realizaran un segundo viaje (Hech. 15:36). Bernabé aceptó la invitación pero quería que su sobrino (Juan Marcos) los acompañara de nuevo. Pablo no aceptó devido a que éste joven los había dejado regresando a Jerusalén. Esto trajo como como concecuencia la separación de estos dos misioneros. Entonces Pablo se hizo acompañar por otro discípulo misionero llamado Silas. El deseo de Pablo era de visitar de nuevo todas aquellas iglesias que en el primer viaje él y Bernabé habían fundado. Llegaron a las ciudades de Siria y Cilicia, y visitaron a ambas iglesias, y estuvieron un tiempo con aquellos hermanos. Luego después, cruzaron los “desfiladeros del Taurus” con la misión de visitar aquellos grupos de hermanos cristianos, que Pablo había evangelizado. Llegaron a Derbe, con rumbo a Listra, ciudad de Timoteo, el joven “griego-judío” que Pablo circuncidó; para que los judíos celosos de la ley no le dieran problemas. Timoteo era hijo de padre griego y de madre judía. Pablo vió en éste joven un excelente colaborador, y a un verdadero cristiano. Iniciaron el viaje de Listra hacia Iconio, y luego Antioquía de Pisidia. 
   Atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fué prohibido por el Espíritu Santo hablar la Palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu Santo no se lo permitió. Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas. Pablo mientras dormía tuvo una visión, y un varón macedonio estaba en pie y rogándole y diciendo: pasa a Macedonia y ayúdanos. Pablo comprendió que el Señor le indicaba que debía predicar el Evangelio en aquella ciudad (Hech. 16:9,10). Los misioneros Pablo, Silas y Timoteo emprendieron viaje, al cual también se les unió el Evangelista Lucas. Zarpando de Troas, Fueron con rumbo directo a Samotracia, y al siguiente día a Neápolis. Luego siguieron hacia Filipos, que es la primera ciudad de Macedonia, y también a una colonia; y estuvieron predicando allí por varios días, y fue en este lugar donde Pablo fundó una iglesia (Hech. 16:11-40), y esta iglesia sería de gran estima para el apóstol (Filip.1:4-7 ; 4:1,15). En esta ciudad fue donde lo entregaron a las autoridades romanas, y éstos al darse cuenta que él (Pablo) era un ciudadano romano tuvieron miedo por el error cometido (Hech. 16:20-24 ; 37-39). El evangelista Lucas se quedó en Filipos, y Pablo junto a Silas y Timoteo se fue rumbo a Tesalónica. Durante tres sábados concecutivos Pablo y compañeros predicaron en una sinagoga judía (Hech. 17:1-9). Muchos de los oyentes (judíos y griegos) creyeron, pero como de costumbre un grupo de incrédulos alborotaron a la ciudad, entonces los misioneros siguieron su viaje rumbo a Berea, donde la predicación de la Palabra ganó muchos nuevos creyentes. Luego Pablo viajó solo hacia la ciudad de Atenas, y mientras llegaban Silas y Timoteo, y al ver el espíritu de idolatría de aquellas gentes, comenzó a predicarles y explicarles las verdades de la Santa Palabra de Dios (Hech. 17:22-31). Pablo continuó su viaje rumbo a Corinto donde estuvo un buen tiempo (dieciocho meses) predicando el Evangelio. Y alló a un judío llamado Aquila natural de Ponto, recién venido de Italia con su esposa Priscilla, por cuanto Claudio había ordenado que todos los judíos salieran de Roma. Esta fiel pareja tenían el mismo oficio que ejercía Pablo (hacían tiendas), y en días de reposo discutían en la sinagoga con judíos y griegos enseñándoles la Palabra (Hech. 18:1-4).  
   Tiempo después llegaron Silas y Timoteo a Corinto, y se unieron a Pablo que estaba entregado a la predicación enseñando y justificando ante los judíos, que Jesús es el Cristo (Hech. 18:5). Esto no fue del agrado de algunos judíos, que comenzaron a intrigar y a lanzar ofensas contra los misioneros,  por lo tanto, los obligaron a abandonar la sinagoga. Entonces Pablo optó por llevar la predicación de la Palabra solamente a los gentiles, y en la casa de un creyente llamado “Justo” que vivía junto a la sinagoga, continuó predicando y ganando muchos nuevos creyentes para el Señor ; entre ellos a “Crispo y su familia,” que era el principal de la sinagoga (Hech. 18:5-11).