Y esta es la victoria sobre el mundo y el pecado: ganada ésta sólo por el que cree en Jesús como el Hijo de Dios. (3) La conclusión establece esta última verdad central, sobre la que descansa nuestra comunión con Dios, por haber venido Cristo por el agua del bautismo, por la propiciación de su preciosa sangre derramada en la Cruz, y el testimonio del Espíritu, que es la verdad. Juan, como al principio de la Epístola hace descansar esta verdad central con el testimonio apostólico, confirmando que todo aquel que crea y acepte la Santa palabra recibe la bendición de Dios, no así el incrédulo que rechaza todo lo que proviene de Dios. Luego sigue la declaración final de la razón acerca de por qué les escribió (cap. 5: 13 ; comp. con cap. 1:4, que le corresponde), a saber, para que los creyentes en Cristo el Hijo de Dios sepan que tienen (ya, ahora mismo) la vida eterna (fuente de todo “gozo,”cap.1:4, comp.con asimismo su evangelio Juan 20:31), y así tengan confianza a sus oraciones (que corresponde al cap. 3:22 de la segunda parte ) : por ejemplo, la oración intercesora por aquellos que necesitan de ella, y más aun por los que viven en pecado. Termina con un breve resumen de la instrucción de la epístola, la alta dignidad, la santidad y la seguridad para los hijos de Dios, en contraste con el mundo pecaminoso, y una amonestación contra la idolatría literal y espiritual: “Guardaos de los ídolos.”
Aunque la Epístola no es directamente polémica, la ocación que sugirió su redacción, problemente fue la aparición de los doctores anticristianos; y por cuanto él conocía el carácter espiritual de varias clases de destinatarios, entre ellos, niños, jóvenes, y adultos de diferentes razas, siente la necesidad de escribirles para confirmarlos en la fe y en la comunión con el Padre el Hijo y el Espíritu Santo, “así como para asegurarles la realidad de las cosas por ellos creíadas,” para que de esta manera gocen los privilegios que tienen todos los creyentes en La Palabra de Dios.